Recuerdo probar en su día el Carmageddon original, con esa versión PAL que nos llego censurando a los peatones por zombies y sangre verde. No fue santo de mi devoción (era mas de Vigilante 8), pero llego a calar el corazón de muchos aficionados. Conscientes de esto, los creadores originales (Stainless Games) lanzaron un proyecto Kickstarter en 2012 con la intención de dar a luz una nueva entrega llamada Carmageddon Reincarnation. Los objetivos de Kickstarter fueron cumplidos con éxito y Carmageddon Reincarnation vio la luz en PC con criticas mixtas y una recepción algo irregular. Ahora, el mismo título nos llega a consolas bajo el nombre de Max Damage con la promesa de haber solventado los errores del original. Comprobemos si esto es cierto.
JUGABILIDAD
Dada la absoluta carencia de historia alguna (que ni falta le hace a un título de estas características) pasemos a hablar directamente del aspecto jugable. En el menu principal encontraremos tres modos de juego principales: Career, Online y Free Mode. El Online y el Free Mode son exactamente lo que dice su nombre. En el Free Mode podemos elegir pruebas que hayamos desbloqueado previamente en el modo Career y volver a rejugarlas.
El modo career nos presenta varias pruebas agrupadas en sets de 3, que debemos completar de manera aceptable para desbloquear el siguiente set de pruebas. La forma de hacer esto es conseguir la mejor puntuación posible y completar la prueba victorioso siendo los primeros (ya sea llegando primero o si se trata de alguna prueba diferente como destrucción, arrasar a todos nuestros oponentes). Antes de comenzar el modo career, nos darán la opción de elegir entre dos personajes, cuya única diferencia es si queréis ser hombre o mujer. Fin. Las pruebas y vehículos a vuestra disposición serán iguales.
Estas pruebas tampoco son muy variadas y ademas son escasas, con algunas que van de lo funcional (carrera por vueltas) a lo insufrible e inexplicable, como la prueba de capturar checkpoints, que es digno de ser visto por lo menos alguna vez. Un mapa cerrado con coches dando vueltas en circulos peleándose por conseguir puntos de control antes que los adversarios. Si a esto le sumamos un terrible motor de físicas y una IA vergonzosa, tenemos ante nosotros uno de los peores momentos videojueguiles de 2016. Una joya.
Por si alguien que este leyendo esto no ha jugado a un Carmageddon en su vida (que tampoco me sorprendería puesto que no es la saga de culto que nos intentan vender ni mucho menos), es un juego que apoya su jugabilidad en la cafrería y el morbo de la violencia. Por poneros un ejemplo, para conseguir puntos debemos atropellar peatones de la forma mas violenta posible. Estos puntos servirán para comprar Power-Ups que nos faciliten la tarea de aplastar a nuestros oponentes o de matar más peatones, aunque si no queremos comprarlos tenemos la opción de encontrarlos por el escenario.
De toda la lista de Power-Ups, que es bastante extensa y agrupada en varias categorías según su función, aunque solo hay dos o tres que resultan realmente útiles, ya que hay algunos que son directamente absurdos y frustrantes, como uno que destroza completamente nuestro coche o un turbo que vuelve la ya difícil conducción en algo imposible.
Los escenarios no son como vuestro típico juego de carreras, ya que no nos restringen en ningún momento el camino a seguir, pudiendo recorrer el mapa a nuestro libre albedrío, algo que no sirve en absoluto para nada ya que la mayoría de pruebas van marcadas por checkpoints que debemos atravesar si o si, si queremos finalizar la carrera.
Pero sin lugar a dudas, todas estas carencias y escasez de modos de juegos no son nada en comparación con la mayor lastra del título: el manejo. Hacia tiempo que no veía un juego de coches cuyo manejo fuera tan horroroso. No solo parece que los vehículos vayan sobre hielo, sino que a la hora de girar da la sensación de llevar un catamarán en lugar de un coche de carreras, teniendo que girar aproximadamente 10 minutos antes de llegar a la curva. Esto hace que cualquiera de los pocos modos de juego del título se conviertan en una pesadilla jugable, y unido a la ya mencionada IA, que es poco menos que terrible, da lugar a un caos que es divertido de ver, pero no de jugar.
No es divertido por culpa de su control, no es variado por culpa de su escasez de contenidos (a pesar del aceptable numero de coches, todos se controlan igual de mal) y a pesar de lo largo que es el modo career, no tenemos ningún incentivo para llegar al final del mismo.
GRÁFICOS
Más de lo mismo nos encontramos con el resto de apartados técnicos, que hubiera llegado a correcto como juego de lanzamiento... de la anterior generación. Texturas y edificios que parecen sacados de PS2 y encima, las texturas hay momentos en que tardan en cargarse. Además, el título le cuesta mantener la tasa de frames a 30 fps...
Lo mas suave que se nos puede ocurrir es que el apartado técnico esta a la par que el jugable.
MÚSICA
La banda sonora que nos acompaña durante las carreras es de fuerte tono electrónico y machacona a mas no poder, sin ningún tema memorable aparte del decente tema del menú principal.
CONCLUSIÓN
Con motivo de no lanzar m***** indiscriminadamente, jugué antes de su análisis al Carmageddon original, y para mi sorpresa, el control es exactamente igual de malo que el de este. Stainless Games en lugar de pulir los defectos del título original ha decidido dar a los jugadores "el título de su infancia", a coste de regalarnos un juego malo y pobre en todos sus aspectos.
El concepto esta bien, y cuando 1 de cada 10 veces esto funciona resulta un título entretenido, pero con este control y escasa variedad me es muy difícil recomendar algo así. Si en futuros parches se mejora el control o se añade algún modo de juego, puede que el título sea redimible. Pero tal como esta, no lo puedo recomendar a nadie.
NOTA:4/10
-Mil gracias a PREMIER por mandarnos una copia review del título!!-
Análisis realizado por:
Mariano Miñano
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